Jehová no desea que sus siervos lean su Palabra apresuradamente. Hace mucho tiempo le dijo a Josué: “Este libro de la ley no debe apartarse de tu boca, y día y noche tienes que leer en él en voz baja” (Jos. 1:8; Sal. 1:2). Esto no quiere decir que de verdad usted deba pronunciar en voz baja cada palabra de Génesis a Revelación. Lo que significa, más bien, es que debe leer la Biblia a un ritmo que le permita meditar. Si lo hace “en voz baja”, podrá centrar su atención en pasajes que en ese momento sean para usted especialmente útiles y animadores. Lea despacio tales frases, versículos o relatos, quizás musitando, es decir, moviendo la lengua y los labios como si fuera a pronunciar las palabras. Así el pasaje bíblico le llegará con toda su fuerza y calará hondo en usted. ¿Por qué es esto importante? Porque captar el sentido de los consejos de Dios le dará una fuerte motivación para ponerlos en práctica.
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